viernes, 1 de diciembre de 2017

Descubiertos más de 200 huevos de pterosaurio.

Ilustración de crías de Hamipterus.
Hace 100 millones de años una gran tormenta enterró un gran conjunto de nidos con huevos de pterosaurios, reptiles voladores que vivieron junto a los dinosaurios. Junto a los huevos perecieron también algunos adultos, quizás en un último esfuerzo por salvar a su prole a punto de nacer. Sus progenitores no lograron su cometido y sus fósiles han sido descubiertos en China, en un yacimiento que arroja luz sobre la reproducción de estos animales.

Ya sabíamos que los pterosaurios ponían huevos, porque sus fósiles, aunque excasos, así lo demostraban. Incluso se habían descubierto algunos embriones fosilizados en Argentina y China, con anterioridad. Lo que no sabían los científicos es que estos pterosaurios, llamados Hamipterus tianshamensis, formaban nidos comunales, tal y como hacen algunas aves marinas.
 
Fósiles de Hamipterus adultos junto a huevos fosilizados.
Los paleontólogos habían teorizado con tal posibilidad pero no había pruebas al respecto tan concluyentes como la que ahora aporta la Cuenca de Turpan-Hami, al noroeste de China. Se han contabilizado más de 200 huevos, pero los expertos que estudian el yacimiento no descartan que la cifra llegue hasta los 300 huevos.

Además, los embriones del interior de muchos de los huevos estaban plenamente desarrollados y se han fosilizado muchas de las partes de su esqueleto, aportando información muy relevante sobre su anatomía en sus primeros días de vida.

Sabemos por ejemplo que las crías de Hamipterus, nacían sin dientes, con las patas y alas desarrolladas para desplazarse por tierra, pero con los músculos del pecho aún poco desarrollados por lo que no podían volar. Sin dientes y sin la posibilidad de alzar el vuelo, los pterosaurios dependían del cuidado de sus padres durante esa temprana etapa posterior a la eclosión. A la izquierda, dos huevos del mismo yacimiento: A) muestra el aspecto externo, compuesto por una cáscara similar a la de los huevos de cocodrilos y tortugas. B) muestra los huesos de un embrión en el interior del huevo.


La tragedia una vez más es aliada de la paleontología y gracias a ella, podemos descubrir los secretos de aquellos animales que desaparecieron hace millones de años, y que en esta ocasión murieron intentando proteger su mayor legado, el fruto de su vida, su descendencia.   


Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: Reuteurs.
Fotografías: www.sci-news.com, www.news.cn
Fuentes:
- Revista Science. www.sciencemag.org
- www.lavanguardia.com
- www.abc.com
- www.elcomercio.com
- www.dailymail.co.uk



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