lunes, 27 de noviembre de 2017

Expedición a Tendaguru, Tanzania en 1906.

Población local junto a Giraffatitan.
África a comienzos del siglo XX era aún un continente con muchos misterios por desvelar, de hecho aún hay muchos interrogantes escondidos en sus inexpugnables selvas. Su particular fauna, sus paisajes y sus recursos, animaron a muchos europeos de esa época a liderar expediciones en busca de descubrimientos y de reconocimiento.

Paleontológicamente hablando, África también tenía mucho que ofrecer, sus animales prehistóricos eran aún desconocidos y los pocos fósiles que llegaban a Europa sorprendían a los científicos. Había que llegar hasta esos remotos lugares del continente y traer a Europa aquellos huesos fósiles.

Restauración de Giraffatitan.
Werner Janensch, trabajaba para el Museo de Historia Natural de Berlín y fue uno de los paleontólogos que lideró las más importantes expediciones de aquel tiempo. El lugar donde se realizaron las excavaciones fue Tendaguru, en Tanzania. El yacimiento tenía una antigüedad de entre 160 y 145 millones de años, correspondía al Jurásico superior.

La fauna aunque contenía rasgos propios, guardaba semejanzas con fauna coetánea de Estados Unidos, como la recuperada en la Formación Morrison. Pese a los mencionados parecidos, la fauna de Tendaguru tenía animales únicos, especies nunca antes descritas por la paleontología.

Montaje de Giraffatitan.
Uno de los mayores descubrimientos fue el de un esqueleto casi completo de Giraffatitan. El esqueleto se excavó, empaquetó y trasladó hasta Berlín sin que sufriera daños. Una vez allí se restauró y se prepararon los fósiles para su posterior montaje, convirtiéndose en el mayor esqueleto montado con fósiles originales, formando parte del libro guinness de los records.

Hoy en día el Museo de Historia Natural de Berlín, contiene una de las mejores colecciones de dinosaurios de Europa, y la mejor representación de dinosaurios africanos del mundo gracias a los trabajos realizados entre los años 1909 y 1911 por Werner Janensch.


Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: Museum für Naturkunde Berlin, www.awesomestories.com.
Fuentes: 
- Museum für Naturkunde Berlin.
- Colección "Dinosaurios", Editorial Planeta DeAgostini.




domingo, 26 de noviembre de 2017

El asesinato más antiguo de la historia.

El asesinato es tan antiguo como el ser humano, nacieron juntos y han compartido el camino de la evolución hasta nuestros días. No podemos saber cuando se utilizó un arma por primera vez para matar conscientemente. Tampoco sabemos que especie de homínido fue la primera en cometer un asesinato, pero seguramente los homínidos más primitivos ya eran portadores de éste mal.

Los chimpancés actuales atacan a clanes rivales utilizando palos y piedras, y en ocasiones matan y consumen la carne de sus rivales. Algo similar pudieron haber hecho los Australopithecus que poblaron el valle del Rift en África Oriental, pero no hay pruebas de ello.

A) Cráneo nº 17 vista frontal. B) Detalle de los impactos: T1 y T2.

El principal problema que se encuentran los paleoantropólogos para identificar un asesinato cometido en la prehistoria, son las pruebas del delito. ¿Cómo podemos asegurar que una herida que ha dañado un hueso no ha sido producida de forma casual? Un golpe, por ejemplo, que fractura el cráneo; puede ser el resultado de una caída accidental. Sin embargo hay circunstancias que no dejan lugar para la duda, y si hay un lugar para encontrar lo imposible ese lugar es Atapuerca.

20 años y 52 fragmentos de hueso hicieron falta para recomponer el cráneo número 17 de Atapuerca. No está completo al 100% y puede que algunos fragmentos no aparezcan nunca. Durante la reconstrucción y sobre todo cuando el cráneo comenzó a tomar forma, los científicos se percataron de un detalle. En la parte superior izquierda de la frente, había dos pequeños huecos en los que no se había encajado todavía ninguna pieza de hueso. Lo curioso es que dichos huecos tenían una forma similar. El ojo humano puede llevar a engaño, así que se llevó a cabo una investigación propia de la serie CSI.

En verde impacto T1 y en rojo impacto T2.
Se realizaron varios escáneres y algunos secretos fueron revelados. En la imagen de la izquierda A) vemos el cráneo 17. B) En verde y en rojo se ha marcado la silueta de ambos traumatismos: T1 verde y T2 rojo. C) Como se puede observar ambos traumatismos coinciden practicamente a la perfección, lo que nos indica que se impactó en el cráneo dos veces con un mismo objeto.

Dichos golpes se produjeron cuando aún estaba vivo y no hay signos de cicatrización en el hueso, por lo tanto le causaron la muerte. Además las marcas indican que el golpe fue realizado de forma frontal, el atacante estaba situado frente a su víctima y además era diestro. Lo sabemos por la dirección en la que el objeto impactó en el cráneo. Lo que no se sabe aún es si dicho objeto era de piedra o de madera, en cualquier caso era contundente ya que fracturó con facilidad la cavidad craneal.

No sabemos si fue una disputa entre vecinos que acabó de la peor de las maneras, o si la muerte se produjo durante una pelea entre clanes. Lo que sí sabemos es que hace 430.000 años en Atapuerca, los Homo heidelbergensis ya se mataban entre sí. Y que en un acto ritual los restos fueron arrojados a la Sima de los Huesos, formando lo que hoy en día es el yacimiento más importante de Europa. 


Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.classicult.it
Fotografías: www.cadenaser.com
Fuentes: Mirar introducción.



El paleoartista: Jorge Blanco, de Argentina.

Argentina es uno de los países con mayor tradición paleontológica. Sus museos y sus importantes yacimientos dan cuenta de la importancia de su patrimonio.  Yacimiento Toropi es una gran extensión que contiene fósiles de grandes mamíferos que poblaron esa tierra hace miles de años.

Jorge Blanco modelando la cabeza de un Megatherium.
Un buen yacimiento, como el de Toropi, puede proporcionar ejemplares prehistóricos muy completos que ayuden a los paleontólogos a conocer su morfología. Pero para que el pasado prehistórico sea atractivo para el público, hay que hacer accesible dicho pasado. Hay que facilitar al curioso una visión de ese mundo remoto de hace miles de años.

Gracias a los Paleoartistas, que interpretan los huesos y los dotan de músculos, piel, pelo y color, podemos tener una imagen realista de como pudieron ser algunos de los animales prehistóricos.

Proceso de modelado.
Jorge Blanco es Maestro Nacional de dibujo, pintura y escultura. Se ha graduado en varias escuelas de arte y ha realizado cursos sobre Morfología, Anatomía y Anatomía comparada.  Se formó junto al paleontólogo José Bonaparte y trabajó junto al Dr. Fernando Novas, La Dra. Analia Forasiepi y el Dr. Ross McPhee, entre otros. Su currículum es envidiable y es el profesional apropiado para resucitar a los gigantes de Toropi.

Su última obra se sumerge en ese pasado de la Argentina más remota y recrea a dos iconos de su fauna: Al Megatherium y al Smilodon. Ambos reciben desde el 3 de Octubre del 2017, a los turistas que se acercan a la Oficina de Turismo de Bella Vista, Provincia de Corrientes en Argentina.

Pero detrás de estas increíbles esculturas hay un largo e interesante proceso, en el que Jorge Blanco observa los fósiles, los compara con animales actuales y finalmente les da forma. Son muchas las horas y los conocimientos empleados, pero el resultado merece la pena. Gracias a paleoartistas como Jorge Blanco, podemos sentirnos por un segundo contemporáneos de estos seres de otro tiempo. 

Megatherium y Smilodon al final del proceso.

AGRADECIMIENTOS:
Gracias a Jorge Blanco y a Marina González, por su paciencia y por acercar este maravilloso proceso artístico y científico a Made in Pangea.

Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: Jorge Blanco.