jueves, 26 de octubre de 2017

Stegosaurus: El padre de todas las aves.

Hoy en día hay un consenso en la comunidad científica que acepta que un grupo de dinosaurios carnívoros dio lugar a las aves. La idea de dicha evolución ya se propuso en la década de los 70' del siglo XX, gracias al descubrimiento del Deinonychus, un dinosaurio carnívoro similar al Velociraptor.

Sin embargo hay noticias del pasado que sorprenden al avezado paleontólogo. En la revista "Alrededor del Mundo" de 1920, se plasmaba el siguiente titular: "EL PADRE DE TODAS LAS AVES".
Y el artículo dice lo siguiente:

"Hace cosa de un millón de años, durante el período llamado Jurásico, cuando la tierra era un inmenso pantano, la Naturaleza hacía fantásticas pruebas creando verdaderos monstruos animales. (…) Entre todos estos monstruos, ninguno tan interesante para el hombre como el estegosauro."

"No es, sin embargo, su tamaño lo que más ha llamado la atención de los naturalistas, sino las aletas que en doble fila salen de su dorso desde la cabeza hasta la mitad de la cola.
Durante cerca de medio siglo los paleontólogos del mundo han tratado de explicar el uso de las grandes aletas, y después de varios estudios han sacado su consecuencia, gracias a un esqueleto casi completo del estegosauro."

"Las aletas misteriosas no estaban unidas a la espina dorsal, ni eran de hueso, sino de naturaleza córnea, flexibles y fáciles de manejar y darles movimiento con los músculos del gran cuerpo. Eran estas aletas, (…) podían levantarse o bajarse y transportar a grandes saltos por el aire los enormes corpachones, a permitir al monstruo deslizarse por el aire desde una altura a un nivel inferior.
Además se encontró que el peso de este deicosauro no era tan grande  como se creía. Sus grandes huesos eran huecos y con cámaras aéreas como las de las aves, y las aletas muy ligeras.
Todo esto hace creer que este animal fue el precursor de los aeroplanos, de las máquinas voladoras más pesadas que el aire y es más, el padre de todas las aves, y que sus aletas fueron el primer paso para la evolución de las alas cubiertas de pluma."

Así de contundente e innovadora era la información que ofrecía la revista "Alrededor del Mundo". Ahora parece una teoría descabellada dentro del mundo paleontológico, pero en su día fue una de las muchas teorías que se plantearon para solucionar el enigma de dichas placas del lomo. En futuros post ahondaremos en las diversas teorías.


Autor: Germán Zanza López.
Ilustacines: Revista Alrededor del mundo.
Fuentes:
- Revista Alrededor del mundo. 1920.




lunes, 9 de octubre de 2017

Mario Laurino. Una historia escrita con huesos.

En Octubre de 2014 el área de Paleontología del Instituto Alavés de la Naturaleza (I.A.N) quedó huérfana. Mario Laurino, dedicó su vida a rescatar cientos de huesos  fósiles hasta formar una osteoteca que incluye restos de osos de las cavernas, bisontes, jaguares europeos, ciervos gigantes y otros muchos animales que poblaron Álava durante el Cuaternario. Fue mi mentor y quien me abrió las puertas del I.A.N. sin recelos. Aprovecho para darte las gracias maestro, allí donde estés, por esas tardes de verano rodeado de huesos.

El espeleólogo Mario Laurino.
Mario vivía en un mundo poblado por criaturas increíbles dueñas del pasado, un mundo difícil de comprender para el urbanita anclado en el presente por lo diferente que era aquel mundo del nuestro. Pero Mario siempre tuvo tiempo para responder las preguntas y acercar la prehistoria al curioso ávido de respuestas, pues su hábitat eran las cuevas, y allí en soledad, en el interior de la caverna, buscaba pedacitos de historia con la luz del carburo como compañera.

La cueva tiene magia, su evocadora oscuridad te traslada miles de años atrás y es fácil imaginar a los osos de las cavernas rascando con sus uñas en el barro húmedo de las paredes, donde su marca aún está presente. Mario paseó por esas cuevas y probablemente imaginó también al gran oso, a la hiena y al león de las cavernas. Por desgracia esas criaturas desaparecieron, al igual que Mario, pero nos queda su legado. Nos queda un tesoro que no es de oro, es un inmenso libro con páginas de hueso y diente, un libro que nos cuenta la apasionante historia de nuestra tierra hace miles de años. Una historia que solo los hermanos del oso, de la hiena, del bisonte y del uro,  solo los que son como Mario, son capaces de leer.

El deseo de Mario era que la osteoteca ocupara el lugar que merecía y fuera accesible a los expertos. Hoy podemos decir por fin que su deseo se ha logrado, no sin esfuerzo en 2017 la osteoteca se ha trasladado a un área del Museo de Arqueología de Vitoria donde estamos seguros que estará custodiada como se merece. 

Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: Instituto Alavés de la Naturaleza.


http://www.ian-ani.org/index.php?option=com_content&view=frontpage&Itemid=118&lang=es

Museo Geominero de Madrid.

Durante estos 25 años en los que he viajado y disfrutado de la paleontología, visitando yacimientos y museos, no me he encontrado con un edificio tan bello como el que acoge al Museo Geominero de Madrid.

No sé si es por la vidriera del techo de su sala principal,  o por sus  vitrinas envejecidas por el paso de los años. Quizá simplemente la magia resida en su conjunto, en observar los fósiles y los minerales que pueblan su excelente colección, clasificados en esas vitrinas que en sí mismas son objetos de coleccionista y que adquieren una luz inigualable si el astro sol tiene a bien regalarnos su luz.

Sin embargo, el interés no reside únicamente en la estética del edificio sino en el contenido de la magnífica colección que posee el museo. Es muy difícil resumir su contenido o destacar piezas en concreto, por eso diré que la colección paleontológica hace un repaso cronológico por la historia de la tierra mostrando diferentes fósiles de toda la geografía nacional, incluyendo piezas de nivel internacional.

Hay que dejar claro que para los amantes de los fósiles de invertebrados el Museo Geominero es el paraíso, ya que la colección en su mayoría se compone de este tipo de piezas. Sin embargo algunas piezas de vertebrados son muy destacables por su calidad.

La sala principal es presidida por un esqueleto incompleto de Anancus arvernensis, un mastodonte que tenía unos colmillos de hasta 4 metros de longitud. El especimen se conserva en la forma en que se encontró en el yacimiento de Las Higueruelas, Ciudad Real. 
Fto. mandíbula infantil neandertal.
También sumamente interesantes son los restos de la Cueva de los Torrejones, en Guadalajara que aportan restos faunísticos del Pleistoceno: Leopardos europeos, tortugas terrestres, caballos prehistoricos, grandes bóvidos, cérvidos... etc. También quedó preservada la actividad del hombre prehistórico, del que nos han quedado sus herramientas de piedra y excepcionalmente algunos huesos y dientes. Sabemos que el Homo sapiens neandertalensis (hombre de neandertal) vivió o permaneció durante un tiempo en esta cueva.

Todo curioso y amante de la paleontología debería visitar este museo alguna vez, ya que además de ser interesante y disponer de una estética bella, es además gratuito.

NO TE PUEDES PERDER:
- Esqueleto incompleto de Anancus arvernensis (mastodonte).
- Huesos y dientes de Neandertal.
- Esqueleto completo de Ursus spelaeus (oso de las cavernas).

Ubicación:
c/ Ríos Rosas, 23. 28003-Madrid.
Teléfono +34 913 495 700
Página web oficial: http://www.igme.es/museo/

Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: Germán Zanza López.


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