miércoles, 15 de febrero de 2017

Mamuts y faraones.

Los mamuts son una de las criaturas prehistóricas más emblemáticas de todos los tiempos. Sus largos y retorcidos colmillos, y su largo pelaje evocan climas fríos de tiempos remotos. Pero en esta entrada queremos sorprender al lector con algunos datos que seguramente no conozca sobre los últimos mamuts. 

Mamut junto a una pirámide. Ficción.
Hace unos 10.000 años, los mamuts comienzan su declive y comienzan a extinguirse en todo el mundo. Sin embargo, en la isla de Wrangel, situada en pleno Océano Glacial Ártico, la dinastía de los mamuts lanudos perduró. Lo que nadie sospechaba era la antigüedad de los restos encontrados.

En 1990 se realizaron pruebas de Carbono 14 a 124 restos fósiles de mamut encontrados en Wrangel. Una muela que formaba parte de esos restos arrojó un dato sorprendente. Tenía una antigüedad de 3.685 años, es decir, ese mamut murió en el año 1.685 a.c. aproximadamente. En esa misma fecha ascendía al poder y se convertía en faraón Sebekhotep V de la dinastía XIII, que gobernó en Tebas.

Quizás el lector tenga una visión más clara si decimos que cuando el mamut al que pertenecía dicha muela murió, la Gran pirámide de Guiza llevaba casi 1.000 años construida. Es decir, hubo mamuts al mismo tiempo que los faraones ordenaban construir las pirámides de Egipto.
 
Recreación digital de una manada de mamuts lanudos.

El por qué sobrevivieron aquí tanto tiempo es un misterio, aunque puede que la clave radique en el aislamiento al que fueron sometidos en la isla. Permanecer alejados de los humanos pudo ayudarles a sobrevivir mucho más tiempo que sus congéneres continentales. Sabemos también que el clima hace 3.000 años, era igual al actual, por lo que no fue determinante para su supervivencia.

Con estos datos quizás la imagen que teníamos de los mamuts haya cambiado un poco, y la próxima vez que imaginemos a estas criaturas lo hagamos pensando que en el Antiguo Egipto tuvieron la posibilidad de contemplar a los últimos mamuts con vida del planeta.


Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.elconfidencial.com
Fuentes:
- "Tras la pista de los últimos mamuts". Autor: Vicente Vázquez Hernández. Editorial Club Universitario.


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domingo, 12 de febrero de 2017

El juicio del "ladrón de huevos".

Pareja de Oviraptor.
En 1920 sobre la arena del desierto del Gobi, los fósiles aparecieron dispuestos como pruebas de un crimen. Los primeros huevos de dinosaurio fueron descubiertos en ese desierto por Roy Chapman Andrews, y junto a los huevos estaban los fósiles de dos tipos de dinosaurio: Protoceratops y Oviraptor.

Protoceratops, era un pariente del Triceratops pero sin cuernos, también herbívoro y cuadrúpedo. Oviraptor era un depredador con el pico como el de los loros y un hábil corredor bípedo. Para Roy Chapman la escena estaba clara, el Oviraptor había muerto al atacar el nido del Protoceratops en un intento de robar los huevos. El caso parecía cerrado, pero los fósiles aún tenían mucho que decir.
 
Protoceratops.
En los años 90' una nueva expedición estadounidense al desierto del Gobi se topó con un nuevo esqueleto de Oviraptor. Esta vez el esqueleto estaba mucho mejor preservado, pero al igual que en 1920 al "ladrón" se le había pillado infraganti. Alrededor del esqueleto había huevos ovalados dispuestos en círculo. Los científicos empezaron a plantearse que quizás no se trataba de un ladrón de huevos, sino de una madre o padre Oviraptor empollando los huevos en su nido.
 
En naranja y amarillo esqueleto de Oviraptor, en rojo huevos en el nido.

La confirmación a esta teoría no tardó en llegar y fue una suerte en forma de embrión fosilizado. Es muy difícil que un huevo de dinosaurio conserve restos de un embrión ya formado, y mucho más complicado que llegue a fosilizarse, pues eso es lo que ocurrió con un pequeño Oviraptor. Gracias a ese embrión se pudo identificar la especie a la que pertenecían los huevos. Hasta ese momento se había dado por hecho que eran huevos de Protoceratops pero resulta que no era así. Tanto los huevos que descubrió Chapman en 1920, como los encontrados posteriormente, eran huevos de Oviraptor.

Izq. reconstrucción del embrión, dcha. fósil original.

Así es como el Oviraptor pasó de "ladrón de huevos", a ser un padre y una madre ejemplares.


Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: Jonathan Kuo.
Fotografías: National Geographic, Revista "Muy interesante".


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