lunes, 9 de abril de 2018

Leones en la nieve.

En 1966 un pequeño grupo de estudiantes se introdujo en una de las cavidades del entorno de Oñati. La cueva de Arrikrutz cautivó a los jóvenes que turbados por la extrema oscuridad de la caverna y sus intrincadas galerías se perdieron en su interior. La luz artificial que los guiaba rompió la negrura que durante milenios había rodeado los huesos amarillentos del depredador perdido, un enorme esqueleto que yacía estirado en posición anatómica.

Los jóvenes finalmente encontraron la salida y se llevaron con ellos un diente del animal con el fin de identificarlo. Se lo llevaron a Jesús Altuna que dio un salto en la silla al saber que el dueño de ese diente yacía intacto en el fondo de una cueva. No era un oso cavernario como los estudiantes pensaban, sino un león de las cavernas conocido científicamente como Panthera leo spelaea.  Sus restos no son tan abundantes como los de los osos cavernarios, y apenas se conocen esqueletos completos.
Esqueleto de Arrikurtz.

El Museo de la Evolución Humana de Burgos, expone por primera vez el esqueleto de Arrikrutz en una modesta pero interesante exposición gratuita, donde podremos ver la influencia de los grandes felinos en el arte del hombre paleolítico y los grandes depredadores que convivieron con él.

Y es que hubo un tiempo en la Europa glaciar, en la que leones de 350 kilos dejaban sus huellas en la nieve en busca de presas. Se cree que pudo ser el hombre quien progresivamente fue desplazándolo y extinguiéndolo, como ha ocurrido con la mayoría de los grandes depredadores europeos.

La población de leones en la actualidad está recluida en parques nacionales de África y la India, y en las últimas décadas su población se ha reducido entre un 30-50%. Pero en tiempos relativamente recientes la población de leones se extendía por todo África (excepto el Sahara), y Eurasia, desde Grecia hasta la India. Los frisos Mesopotámicos que muestran la caza de leones, sirven como prueba pétrea de ese pasado.

Friso mesopotámico expuesto en el Museo Británico, Londres.

No sabemos que futuro le espera al león, sólo esperamos que la especie no se pierda y muera en la oscuridad, como le ocurrió al león cavernario en la cueva de Arrikrutz. 

Autor texto: Germán Zanza López.
Autor fotografías: Germán Zanza López.
Para visitar el Museo de la Evolución Humana, pincha aquí.
Para visitar la Cueva de Arrikrutz en Oñati, pincha aquí.



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