El Smilodon es el felino prehistórico más popular, pero mucha gente no sabe que en realidad hay tres especies dentro del género Smilodon:
Smilodon gracilis.
Es la especie más antigua de smilodon, vivió en Estados Unidos hace entre 2,5 millones de años y 300.000 años. Es la especie más pequeña, pesaba entre 50 y 100 kg.
Smilodon populator.
Vivió en América del sur hace un millón de años. Es la especie más grande de las tres conocidas, su peso se estima entre los 200 y 300 kg.
Smilodon fatalis.
Surgió hace 1,6 millones de años en Norte América y de ahí emigró a Sudamérica. Pesaba entre 150 y 200 kg. Cientos de fósiles en perfecto estado de conservación han aparecido en el "Rancho La Brea" en california, es por tanto la especie más conocida de las tres y en la que nos vamos a centrar para hablar en el artículo.
El rasgo característico del Smilodon son sus grandes colmillos en forma de gran cuchillo curvo. Siempre ha suscitado un especial interés como los pudo utilizar y si realmente eran útiles para la caza.
La biomecánica nos da las herramientas para medir la fuerza de sus mandíbulas, la apertura de su boca, la velocidad de sus patas y otros interesantes datos sobre este felino.
Sabemos por ejemplo que la apertura máxima de la mandíbula del Smilodon era de 120 grados. La Universidad de Salta, en Argentina realizó estudios sobre la fuerza de las mandibulas del Smilodon y obtuvo un dato de 365,202 Newton. En comparación, el jaguar tiene una fuerza mandibular de 681,56 Newton, mucho mayor que el Smilodon fatalis.
También se han obtenido interesantes resultados en la investigación de campo. En varios experimentos con cadáveres de bisontes se ha comprobado la eficacia del mordisco del Smilodon, teniendo en cuenta esos 365,202 Newton de fuerza.
Al tratar de morder el vientre del bisonte, los científicos se percataron de que la mandíbula no tenía la apertura suficiente, y que el mordisco se realizaba únicamente con los incisivos arañando solamente la piel. De esa manera no se conseguía una mordedura profunda en la víctima. Morder las extremidades tampoco era factible, ya que una mordisco inestable en contacto con partes duras (el hueso) podría fracturar los colmillos del Smilodon.
De todas las pruebas realizadas, la que mejor resultado dio fue la obtenida al morder el cuello del bisonte. El arco mandibular se ajusta al cuello, secciona los vasos venosos, el esófago y la tráquea, y evita además las duras vértebras.
El resto de pistas sobre su forma de caza las obtenemos al observar su cuerpo: tronco corto, patas largas (las delanteras mayores que las traseras) y cola corta.
Estos valores se pueden medir y comparar con otros felinos, como los tigres y los guepardos, mucho más ágiles y veloces.
A) Smilodon fatalis, B) Tigre, C) Guepardo. |
Obtenemos que la morfología del Smilodon es la opuesta a la del guepardo y está más adaptada para carreras largas a menor velocidad. Las patas traseras cortas aportan estavilidad al atacar, y las patas largas proporcionan fuerza para sujetar y derribar a la víctima.
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El guepardo por su parte es un felino de cuerpo largo, extremidades largas (traseras mayores que las delanteras), y cola larga. Todo el conjunto está adaptado para carreras de alta velocidad en cortos periodos de tiempo.
Es lógico pensar que los smilodon cazaban en grupo, rodeaban y desestabilizaban a la presa con sus potentes patas delanteras y remataban a la víctima mordiendo el cuello entre la 3ª y 4ª vértebra cervical.
Sobre su extinción se especula muchísimo. Pero varios factores se pudieron combinar para producir dicha extinción. Por una parte el gran intercambio faunístico entre América del Norte y América de Sur, que transportó enfermedades desconocidas para los animales que se "cruzaron" por el camino. También coincide la desaparición del Smilodon, con la disminución de las especies herbívoras de la Megafauna, y además el ser humano estaba ya en el continente cuando los Dientes de Sable dejaron de existir. Pudieron reducir su población bien por la competencia por las mismas presas con los humanos, o por la matanza indiscriminada de los seres humanos.
En cualquier caso ninguna de las pruebas es concluyente y ninguna excluye a las demás, por lo que un cúmulo de todas pudo dar el final desenlace para esta especie mítica de nuestro pasado prehistórico.
Para finalizar fotografía del autor, con un esqueleto original de Smilodon fatalis.
Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: Mauricio Antón, www.avph.com.br, www.theworldofanimals.proboards.com (imagen editada por Germán Zanza), www.carnivoraforum.com.
Fotografías: Germán Zanza.
Fuentes:
- Merriam J.C.; Stock C. (1932). The Felidae of Rancho La Brea. Washington (DC): Carnegie Institution of Washington (422, pàg. 273).
- Berta, A. (1987). «The sabercat Smilodon gracilis from Florida and a discussion of its relationships (Mammalia, Felidae, Smilodontini)». St Mus Biol Sci 31(1): 1-63.
Muy interesante entrada....lo del sobrenombre "fatalis" suena muy tenebroso...si ya hay veces que mi gatito acongoja...no me quiero imaginar a uno de estos "gatitos" cazando.Enhorabuena y esperando leer nuevas entradas.
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