El desierto del Gobi en Mongolia, es un lugar
excepcional para los paleontólogos. Las condiciones ambientales y geológicas
ofrecen a los cazadores de fósiles un material excepcional, muchos ejemplares
de dinosaurio se encuentran completos y en posición anatómica. Es decir, se
encuentran con los huesos conectados unos con otros en la posición en la que el
animal murió hace casi 100 millones de años.
Los huesos fosilizados de los dinosaurios
contienen una información muy limitada, y son las excepciones en forma de
fósiles insólitos, las que nos animan a soñar y traer al presente instantes
vividos en el pasado.
Algunos fósiles parecen fotografías que
captan un momento de la era mesozoica: madres y padres oviraptor incubando sus
huevos, bebés dinosaurio saliendo del cascarón ó como en la historia de la que
hablaremos hoy, el resultado de una
lucha.
Fósil original a la izq, reconstrucción a la dcha. |
Los velociraptores eran depredadores que
ocupaban el nicho ecológico equivalente a los lobos actuales. Eran carnívoros
inteligentes y probablemente sociales. Tenían una gran garra en sus patas
traseras que les servía para herir de muerte a sus presas. Dientes afilados y
garras de menor tamaño en manos y pies eran también armas nada desdeñables.
Los protoceratops por su parte eran
herbívoros. Pertenecían a la misma familia que los triceratops aunque carecían
de cuernos. Eran probablemente dinosaurios sociales y en manada se protegían de
los depredadores.
Ilustración de los dinosaurios en plena lucha. |
Los detalles que dieron origen de la trifulca
se desconocen. Quizás se trataba de un velociraptor solitario, o un miembro de
un grupo que se acercó demasiado a la manada de protoceratops. Puede también
que los protoceratops se sintieran amenazados al ver invadido su territorio… y
el ataque comenzó. La posición sugiere que el protoceratops envistió al
velociraptor. El duro golpe rompió algunas costillas, pero el depredador se
defendió. Seguramente rasgó con sus uñas traseras el vientre del protoceratops,
que por su parte mordió uno de los brazos del velociraptor.
Enzarzados en una danza mortal ambos animales
murieron rápidamente. Después, una tormenta de arena cubrió sus cuerpos
preservándolos hasta nuestros días, convirtiéndolo en el fósil increíble de una
lucha.
Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.pinterest.com, www.spohniscool.deviantart.com.
Fotografías: www.pinterest.com.
Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.pinterest.com, www.spohniscool.deviantart.com.
Fotografías: www.pinterest.com.
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