sábado, 30 de diciembre de 2017

Un tren que nunca llegó.

Para hablar de los yacimientos de Atapuerca es imprescindible contar brevemente un acontecimiento, sin el cual, solo conoceríamos una pequeña parte de su tesoro paleontológico.

Sierra de Atapuerca. 1- Gran Dolina. 2- Galería. 3- Sima del Elefante.

A finales del siglo XIX con el empuje de la Revolución Industrial, los Altos Hornos de Vizcaya demandaban gran cantidad de hierro y carbón. La Sierra de la Demanda tenía minas de ambos minerales. Con el fin de trasladar los minerales de forma rápida y efectiva se decidió comunicar Vizcaya y la Sierra de la Demanda mediante ferrocarril.

Trinchera. A la izquierda Gran Dolina.
Lo que no estaba proyectado es que el ferrocarril atravesara la Sierra de Atapuerca, no se sabe la razón por la que a última hora se decidió desviar el trazado hasta ese punto, teniendo en cuenta que es la única elevación destacada de la zona. Las obras provocaron un desfiladero o trinchera en la Sierra de Atapuerca. Hoy en día podemos ver la trinchera pero no veremos vías, ni nuevas, ni viejas, porque el tren nunca llegó a pasar por allí. El proyecto fue un despilfarro económico y nunca llegó a finalizarse.

Por suerte la obra no fue en vano y sirvió para dejar al descubierto antiguas cuevas llenas de sedimento. Todo el territorio de Atapuerca es como un enorme queso gruyere. El agua ha ido perforando y abriéndose camino en la dura roca caliza formando simas y galerías kilométricas. Gracias a esas cuevas, que han actuado como cápsulas del tiempo, han llegado hasta nuestros días los fósiles milenarios.

Yacimiento Galería.
La zona tuvo que ser muy rica en recursos en la prehistoria, ya que casi de forma ininterrumpida Atapuerca ha estado poblada desde hace más de un millón de años.  Y gracias también, a que dichas poblaciones eran socialmente complejas han llegado hasta nuestros días sus huesos, que de otra manera se hubieran "perdido".
En la imagen de la derecha podemos ver detalladamente el yacimiento Galería situado dentro de la Trinchera del Ferrocarril. La roca (en gris) muestra lo que sería la parte sólida de la cueva, en tono rojizo (con forma de bota) vemos el sedimento que en su día era un espacio hueco por el que los hombres y los animales podían transitar. 

Como vemos, los descubrimientos de Atapuerca son fruto de la casualidad, de una serie encadenada de acontecimientos que comienzan hace un millón de años y aún se desarrollan con cada temporada de excavaciones.

ORDEN RECOMENDADO:
Entrada 3/6: Homínido "X"


Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: Javier Trueba.
Fuentes: Mirar introducción.




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