En Noviembre de 1999, National Geographic publicó el artículo: "¿Tenía plumas T.
Rex?". En él anunciaban con bombo y platillos el descubrimiento del
"eslabón perdido" entre dinosaurios y aves. El fósil bautizado como
Archaeoraptor, era un animal con características de ave, pero con rasgos de
dinosaurio. Sus alas por ejemplo estaban muy evolucionadas y su cráneo era de
dinosaurio. Pero el Archaeoraptor será recordado como el fraude reciente más
llamativo.
National
Geographic después de saber que se trataba de un fraude puso a Lewis M. Simons,
un veterano periodista de investigación, a trabajar para que indagara sobre lo
sucedido. A continuación resumo el resultado de sus investigaciones.
Por lo que pudo
averiguar Simons el fósil fue descubierto en China por un campesino cuyo nombre se desconoce. Un traficante de fósiles
compró el ejemplar y lo vendio por 80.000 dólares a Stephen A. Czerkas, director
de un museo de dinosaurios.
Czerkas no era
científico y se puso en contacto con un viejo amigo, Philip J. Currie, un
prestigioso paleontólogo del Royal Tyrrell Museum de Alberta, Canadá. La
intención era escribir un artículo conjunto sobre el Archeoraptor y publicarlo
en una revista científica.
Stephen A. Czerkas. |
Currie era asesor
de National Geographic y habló con Christopher P. Sloan, director de arte de la
revista. Pero había un problema, el fósil era fruto del contrabando y el
prestigio de Currie estaba en juego. Czerkas debía devolver el fósil a China
(fue devuelto el 25 de mayo de 2000).
El paleontologo Xu
Xing viajó desde China para examinar el fósil y participar en el artículo. Con
la aprobación de China y con los paleontólogos Currie y Xu Xing como abal, el
director de National Geographic Bill Allen, aprueba que se realice un artículo
con la intención de publicarlo en la revista.
Hasta ese
momento Czerkas, Currie, Xu Xing y
Sloan, no son conscientes de la tormenta que se les viene encima pero pronto
van a ser conscientes.
Currie, demasiado
ocupado con compromisos por todo el mundo, apenas ve el fósil. Czerkas no es
experto y sus conocimientos científicos son muy limitados. Xu Xing sin apenas
tiempo dispone de dos días para ver al Archaeoraptor antes de dar su primera
rueda de prensa en Washington, y Sloan le pone muchas ganas pero no es científico.
Currie en su primer
análisis detecta algo "raro". En el fósil no se ve la conexión entre
la cola y el cuerpo; y las patas eran el molde y contramolde de un mismo fósil.
Pese a ello no dio la voz de alarma.
En otro análisis
posterior se tomaron imágenes de Rayos X y se determinó que el Arqueoraptor
estaba formado por 88 piezas ensambladas. Dedujeron que el fósil había sido
dañado en su extracción y se había rearmado mal. Currie sabía que cabía la
posibilidad de que fuera un fraude, pero no dio la voz de alarma.
El ejemplar fue
restaurado y preparado para un análisis más detallado y Currie descubrió que el
Archaeoraptor estaba compuesto por entre tres y cinco especímenes diferentes
como mínimo. Pero no dio la voz de alarma.
El grupo al
completo intentó que Nature publicara su artículo pero la revista solicitaba
más tiempo para realizar más análisis. Ante la negativa lo intentaron con
Science, que se negó alegando lo mismo. De esta forma National Geographic, con
la revista casi en la imprenta, se quedaba sola.
Para colmo Xu
Xing envió un mensaje desde China a sus coautores y a Sloan:
"¡Siento
comunicarles malas noticias! estoy seguro al 100% de que debemos admitir que el
Archaeoraptor es un ejemplar falso".
Un contacto había
mostrado a Xu Xing el contramolde de la cola del Archaeoraptor unida a un
cuerpo de dromeosaurio. ¿Cómo era posible que dos dinosaurios diferentes
compartieran la misma cola?. Así finalizaba el sueño del "eslabón
perdido" y entraban en la pesadilla del descrédito científico.
Philip Currie,
con la vergüenza reflejada en el rostro, dijo que haberse involucrado en la
historia del Archaeoraptor fue "el mayor error de mi vida".
Chris Sloan temía
haber causado un gran daño a su credibilidad en la revista. "Pensé que iba
a dar más de lo que se esperaba de mi trabajo y resulta que estaba aportando un
monstruo."
Bill Allen dice
que ha aprendido la sabiduría de un refrán que los científicos comparten desde
hace tiempo. "Las declaraciones extraordinarias requieren pruebas
extraordinarias." "Teníamos una declaración extraordinaria, pero
pruebas muy ordinarias."
Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.primalcarnageforums.com
Fotografías: www.dinosaur-museum.org, National Geographic, Pinterest, www.rcgs.org.
Fuentes:
- Revista National Geographic Noviembre de 1999.
- Revista National Geographic Octubre de 2000.
No hay comentarios:
Publicar un comentario