Cada día
conocemos mejor a los neandertales. Los nuevos descubrimientos y las nuevas
tecnologías ayudan a los expertos a comprender mejor como fue la vida y aspecto
de aquellos humanos. El ADN es la nueva
revolución, pero esos avances solo resuelven una parte de los problemas, los
relacionados con la filogenia de nuestra especie, su origen y cruces con otros
grupos humanos.
Pero saber como
cazaban, que herramientas utilizaban, cual era la complejidad técnica de dichas
herramientas o la complejidad cognitiva, no la podemos desvelar a través del ADN.
Los dientes son
los elementos más duros del cuerpo humano. Por eso son las piezas que mejor
resisten los procesos biológicos y geológicos de degradación y de erosión; y
son los fósiles de vertebrado más abundantes. Los huesos, aunque más proclives
a una peor conservación, también son muy abundantes y su conservación no es
rara. Sin embargo no ocurre lo mismo con otros elementos, como el cuero, los
tendones, las fibras vegetales o la madera.
Hay varios
yacimientos en Europa, que conservan elementos confeccionados con madera y que
han llegado hasta nuestros días. Algunos son sorprendentes por su nivel de
conservación, otros son peculiares por su forma y de muchos no llegaremos a
conocer su verdadera función, perdiéndonos en la especulación.
Este post, quiere
acercar esa arqueología casi imposible, de elementos que es muy difícil
encontrar bien conservados y que sin embargo debieron ser muy abundantes y
necesarios en la vida de los neandertales.
Autor texto: Germán Zanza López.
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