Recreación de mandíbula en la nieve. |
En 1902 fue
descubierto el gorila de montaña (gorilla beringei), podemos imaginar a Robert
von Beringe abriéndose paso junto a su grupo de exploradores por las selvas del
Congo, machete en mano, cortando la maleza como quien desgarra un manto
temporal que nos separa de un mundo por descubrir. Y al final de ese camino, un animal
increíble, el gorila de montaña.
Aquella criatura
cautivó a una comunidad científica ávida de conocimiento, y es que los grandes
simios siempre nos han llamado la atención. Es como estar cara a cara con
nuestros primitivos antepasados y en cierta medida es así, pues tan sólo hace 7
millones de años compartíamos antepasados con los chimpancés.
Así que es lógico
que cautivados por los grandes simios surjan las leyendas, y el bigfoot, el
yowie o el yeti pueblen con su fantasía nuestro bestiario popular. Y aunque su
existencia no cuenta con el crédito científico en el pasado si hubo una criatura
que pudo inspirar la leyenda.
A y B, mandíbulas de Gigantopithecus. |
En 1935, Ralph
von koenigwald descubrió los primeros restos de Gigantopithecus. Enseguida
reconoció que se trataba de un primate gigante, pero sus investigaciones se
vieron interrumpidas al ser capturado como prisionero durante la Segunda Guerra
Mundial.
Estudios posteriores confirman que fue el primate
más grande conocido hasta la fecha, vivió hace 1 millón de años y se extinguió
hace 100.000. En un principio se sugirió que podía tener una alimentación
similar a la del oso panda, basada en el bambú, pero estudios recientes lo
descartan. Se cree que su dieta era similar a la del orangután, con una dieta
vegetariana generalista y en ningún caso fue carnívoro, como también llegó a
proponerse.
Pero la pregunta
es evidente, ¿Por qué se extinguió el Gigantopithecus?
Lo más probable
es que se debiera a un cambio climático. Hace 100.000 años comienza la
glaciación de Würm, y junto con ella disminuyó notablemente la extensión de
bosques a favor de la sabana, reduciéndose por tanto su hábitat y la
disponibilidad de su fuente de alimento principal. Esto, junto a la competencia
con otras especies mejor adaptadas provocó la extinción del animal. Aunque
quién sabe, hay quien piensa que algunos Gigantopithecus siguen vivos, solo que
ahora los llamamos Yeti.
Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.nutcrackerman.com
Fotografías: www.dinosaurhome.com
Fuentes:
- National Geographic en Español. 7 de enero de 2016.
- Ciochon, Russel L., John Olsen, and Jamie James, 1990. Other Origins: The search for the Giant Ape in Human Prehistory.
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