jueves, 1 de agosto de 2019

La Casa de los Fósiles.

La mayoría de las entradas que he realizado en el blog sobre paleoturismo, tienen como protagonistas a los grandes museos e impresionantes yacimientos al aire libre que muestran fósiles relacionados con criaturas de tamaños imponentes. Pero el turismo con la paleontología como protagonista puede ser también sorprendente fuera de un museo, y con criaturas muy comunes en el registro fósil como “artistas” principales.

Entrada de la primera casa.
Eso es lo que sucede en la modesta localidad de Bóveda, en Álava. El folklore entorno al mundo de los fósiles es muy rico en la norte de la Península Ibérica, y concretamente en esa zona de Álava y Burgos cuenta con interesantes “leyendas”.

Recuerdo que en una ocasión al visitar el pueblo de Contrasta, Álava, mostré a un vecino un fósil que deposité en su mano. Mientras lo tocaba y movía entre sus manos me advirtió que aquella “piedra”, redonda y con una estrella en su superficie, era un “rayo”. Su mirada era el reflejo del convencimiento de quien se cree en poder de una verdad evidente, ¿Pues que podía ser aquello salvo el resultado del impacto de un rayo? La otra opción era que se tratara de un erizo de mar fosilizado hace más de 100 millones de años, y decir eso a escasos 45 km de Vitoria podía parecer ridículo. Esa fue mi propuesta, pero aquel vecino estoy convencido que no cambió de opinión y se marchó pensando que aquel urbanita estaba algo loco.
 
Detalles en la primera casa.
Y cuando uno entra en los pueblos y habla con la gente sobre ese pasado remoto, y el testimonio fósil que inunda sus campos. No solo recoge leyendas y sorprendentes explicaciones, también se encuentra con tesoros tangibles bañados también por ese folklore. Bóveda es un pueblo que cuenta con 66 habitantes (datos 2017), y cuenta con 2 casas decoradas con fósiles.

La primera está en la carretera principal por la que se accede al pueblo, la decoración es escueta y se reduce principalmente a bivalvos y ammonites colocados de forma simétrica en la puerta principal de la casa. Como digo son pocos los fósiles que la decoran, pero la calidad de los mismos es muy buena.

Más escondida pero con una cantidad asombrosa de especímenes, está la segunda casa en el interior del pueblo; llamada "La cabaña de los fósiles". Quizás el visitante que decida acercarse al pueblo tenga que preguntar a algún vecino, o probar suerte perdiéndose por las calles de Bóveda.
Corales, ammonites, gasterópodos, bivalvos… colman las fachadas, la entrada principal y los bancos del exterior de la casa.
A la izquierda fotografía de las fachadas de la casa, con detalles de bibalvos y corales.

Sin duda, recomiendo la visita e invito al civismo, porque si entre todos cuidamos de nuestro patrimonio, las futuras generaciones podrán también disfrutarlo.

No he querido incluir más fotos de la "cabaña de los fósiles", con el deseo de que quien acuda para verla, pueda maravillarse con los detalles que la componen.


Autor texto: Germán Zanza López.
Fotografías: Germán Zanza López.



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