El asesinato es
tan antiguo como el ser humano, nacieron juntos y han compartido el camino de
la evolución hasta nuestros días. No podemos saber cuando se utilizó un arma
por primera vez para matar conscientemente. Tampoco sabemos que especie de
homínido fue la primera en cometer un asesinato, pero seguramente los homínidos
más primitivos ya eran portadores de éste mal.
Los chimpancés
actuales atacan a clanes rivales utilizando palos y piedras, y en ocasiones
matan y consumen la carne de sus rivales. Algo similar pudieron haber hecho los
Australopithecus que poblaron el valle del Rift en África Oriental, pero no hay
pruebas de ello.
A) Cráneo nº 17 vista frontal. B) Detalle de los impactos: T1 y T2. |
El principal
problema que se encuentran los paleoantropólogos para identificar un asesinato
cometido en la prehistoria, son las pruebas del delito. ¿Cómo podemos asegurar
que una herida que ha dañado un hueso no ha sido producida de forma casual? Un
golpe, por ejemplo, que fractura el cráneo; puede ser el resultado de una caída
accidental. Sin embargo hay circunstancias que no dejan lugar para la duda, y
si hay un lugar para encontrar lo imposible ese lugar es Atapuerca.
20 años y 52
fragmentos de hueso hicieron falta para recomponer el cráneo número 17 de
Atapuerca. No está completo al 100% y puede que algunos fragmentos no aparezcan
nunca. Durante la reconstrucción y sobre todo cuando el cráneo comenzó a tomar
forma, los científicos se percataron de un detalle. En la parte superior
izquierda de la frente, había dos pequeños huecos en los que no se había
encajado todavía ninguna pieza de hueso. Lo curioso es que dichos huecos tenían
una forma similar. El ojo humano puede llevar a engaño, así que se llevó a cabo
una investigación propia de la serie CSI.
En verde impacto T1 y en rojo impacto T2. |
Se realizaron
varios escáneres y algunos secretos fueron revelados. En la imagen de la izquierda A) vemos el cráneo 17. B) En verde y en rojo se ha marcado la silueta de ambos traumatismos: T1 verde y T2 rojo. C) Como se puede observar ambos traumatismos coinciden practicamente a la perfección, lo que nos indica que se impactó en el cráneo dos veces con un mismo objeto.
Dichos golpes se produjeron cuando aún estaba vivo y no hay
signos de cicatrización en el hueso, por lo tanto le causaron la muerte. Además
las marcas indican que el golpe fue realizado de forma frontal, el atacante
estaba situado frente a su víctima y además era diestro. Lo sabemos por la
dirección en la que el objeto impactó en el cráneo. Lo que no se sabe aún es si
dicho objeto era de piedra o de madera, en cualquier caso era contundente ya
que fracturó con facilidad la cavidad craneal.
No sabemos si fue
una disputa entre vecinos que acabó de la peor de las maneras, o si la muerte
se produjo durante una pelea entre clanes. Lo que sí sabemos es que hace
430.000 años en Atapuerca, los Homo heidelbergensis ya se mataban entre sí. Y que
en un acto ritual los restos fueron arrojados a la Sima de los Huesos, formando
lo que hoy en día es el yacimiento más importante de Europa.
Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.classicult.it
Fotografías: www.cadenaser.com
Fuentes: Mirar introducción.
Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.classicult.it
Fotografías: www.cadenaser.com
Fuentes: Mirar introducción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario